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LA HUMANIDAD....... ¿ENTRE DIABLOS Y DEMONIOS?

  • Lic. José Stefan Bruzual Cedillo
  • 18 dic 2015
  • 6 Min. de lectura

Desde los comienzos de la humanidad, la creencia en entidades maléficas ha estado de manifiesto, así como también la oposición a las mismas. Cada comunidad humana presenta sus propias manifestaciones, pero a la vez se sintetiza en el colosal combate entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal. En medio de tales batallas siempre encontramos personajes, suerte de paladines, encargados de enfrentar a los demonios, quienes invadiendo la humanidad, buena por naturaleza, alteran la marcha normal de la vida, establecida para dsenvolverse sin novedad alguna, generando el enfrentamiento permanente entre el bien y el mal; es decir, a fin de cuentas la tensión entre Diablo y Dios. De allí se desprende que las funciones del mago, sacerdote, profeta y exorcista se mezclan, para producir en las sociedades humanas este ambiente de lucha, de defensa y defensiva frente al mal que asecha a todo humano. Desde los pueblos primitivos, hasta las sociedades más civilizadas de la antigüedad, se plantearon la lucha entre mal y bien; solamente al extenderse el cristianismo en Europa, el mal tomó forma concreta, en una entidad denominada Satanás, el rival de Dios. En consecuencia, ¿Se erigió o lo erigieron en Príncipe de las tinieblas? ¿Máximo representante de las fuerzas del mal? ¿Fuente generadora del mal en sí?.......¿Por qué generar el mal?

Los indicios más remotos de la existencia del Diablo como tal, se aprecian en El Nuevo Testamento, confirmado aún, por los Rollos del Mar Muerto, esta entidad maléfica interviene para oponerse a las fuerzas del bien, dañando cada vez, la vida normal de cada hombre.......Bolívar, El Libertador, atribuía a Kaplan, el fracaso o dificultad, en el acontecer político, militar y hasta famliar. Nunca se ha sabido, por qué El Libertador llamó al Diablo, Kaplan, pero reconocía su presencia en medio de ellos para perturbar o generar enfrentamiento entre lo que se hacía bien y las fuerzas del mal asechando sin descanso.

Para el siglo XVI, se creía en la inteligencia, astucia y recursos del Diablo y sus secuaces, los demonios; ello generaba a su vez, la necesidad de contraponer una fuerza igual o superior, capaz de liberar al hombre de tales peligros para su vida integral, el Dios de los Cristianos. De allí se concluye que el propio Jesucristo, en la Tierra, enseñó la única oración que legara durante su estadía, El Padre Nuestro, el cual culmina con una petición a que libere del mal a las personas que pronuncien esta oración.......¿Es que acaso, Kaplan, es tan poderoso o casi poderoso como Dios? ¿Por qué las fuerzas del bien no han derrotado para siempre a las del mal? ¿Es que hace falta la existencia del mal, del Diablo, de los demonios para que pueda existir Dios y las fuerzas del bien?. Son preguntas que nos surgen, al evaluar este eterno problema.

Resulta evidente, que a partir de la expansión de la religión cristiana, en Europa, la creencia en los demonios y el responsabilizarnos de males y maleficios, generó toda una dedicación a la reflexión, explicación, investigación y lucha acerca de estas entidades maléficas actuantes en el mundo, surge la Demonología, como estudio científico de los demonios. Ciencia que pertenece al pasado medieval y que en nuestros tiempos continúa evaluando tácticas y estrategias para cazar demonios y prevenir acciones comandadas por El Diablo y sus huestes de maldad esparcidas por toda la Tierra.

Desde épocas pasadas de la historia de la civilización, el hombre ha temido a los fenómenos naturales; una de las razones básicas es lo grandioso de los eventos y llegar a la conclusión personal, de que frente a ellos somos impotentes. Diablo y demonios asechando a la humanidad para ganar terreno complementan un panorama de temor a ser evaluado, de acuerdo a los daños proporcionados. Cabría preguntarnos, ¿Es que acaso existen en el mundo Fuerzas compensatorias, capaces de generar equilibrios históricos? Y ante este hecho, ¿Se ha creado un escenario para la humanidad en donde los gladiadores dirigen y realizan la lucha de una fuerza contra otra? ¿Dios versus Diablo? ¿Se complementan o se enfrentan El Bien y El Mal? ¿Justifica uno la existencia del otro?

Todos los fenómenos naturales, causantes de catástrofes y daños a la colectividad, el hombre en todas las comunidades, los atribuyó a la acción de espíritus malignos y fuerzas extrañas del mal, las cuales azotaban a cualquier conglomerado humano; esto llevó a solicitar la asistencia de fuerzas propiciatorias del bien, mediante prácticas y rituales invocadores de tales fuerzas. Las comunidades humanas, en sus correspondientes tiempos históricos, procedieron a establecer una complicidad tácita con algunos espíritus, los cuales ya apaciguados, procedían a otorgar beneficios a cambio de sacrificios propiciatorios o requeridos. A los espíritus malos los denominaron demonios y a los buenos, ángeles. Estos últimos se mezclaron con el concepto de Dios Supremo y los demonios representados por Satanás.

Han existido muchas interpretaciones dualistas acerca del bien y del mal, lucha permanente, entre fuerzas creadoras y fuerzas destructoras, la oposición perdurable. Ejemplo histórico constituye el zoroastrismo y sus dos dioses: Ormuz, patrono de las cosas buenas y Arimán, de las malas.

El cristianismo heredó, además del judaísmo, los conceptos de múltiples demonios y un diablo principal, así como también, las actitudes a tomar en caso de ser necesario, detalladas estas en El Nuevo Testamento. Los cristianos atribuyeron al Diablo, las causales de los comportamientos romanos de la época de la decadencia imperial, como en el caso de las orgías carnales y los juegos circenses. De la misma manera, atribuyeron al Diablo daños físicos, como es el dolor de cabeza y los placeres sensuales. Todo ello ocurría por las maquinaciones del Diablo y su legión de demonios, siempre listos para hacer daño.

Ante tales realidades forjadas a través del pensamiento cristiano y basándose en la Historia de la civilización, surgen las preguntas.......¿Dónde está el Diablo? ¿Tiene alguna residencia determinada? ¿Hay que capturarlo?

La cristiandad lo personifica en términos humanoides, dándole fisonomía humana, surgiendo la hipótesis de que es Satanás, Lucifer, ex-ángel sublevado contra Dios antes de la Creación. En consecuencia arrojado del cielo.

Pronto surgieron en el cristianismo, dos vertientes del dualismo, al repudiar con firmeza todas las formas no-cristianas de culto, ya que consideraban obra del Diablo y al atribuir al Maligno todas las formas de conducta personal humana que no se ajustaran a la ética cristiana. Desde que se presenta a Satanás como el tentador de Cristo, crece la personalidad del mismo. El Diablo que aparece en El Nuevo Testamento se le puede considerar como mero símbolo de todas las tentaciones mundanales, representadas por los pensamientos de ambición y poder, pero para el siglo III después de Cristo, ya era notorio que Satanás se estaba convirtiendo en un personaje único y poderoso que dirigía miles de diablos menores, dispuestos a causar problemas a todos los hombres habitantes de la Tierra. En las épocas más antiguas, ¿Es que acaso ya no era centro de atracción de cada colectividad? Todo esto plantea la diferenciación entre el Diablo cristiano con sus demonios y las otras religiones y sectas. Cada cultura ha creado sus propias imágenes de los demonios; en ellas los dioses representan el orden del Universo, mientras se responsabiliza a los demonios de las transgresiones; y no se trata sólo del orden moral, sino también de las dolencias físicas, corporales, acompañantes de la muerte.

A medida que el cristianismo se afirmó, estableció y maduró, el Diablo fue tomando proporciones crecientes y de gran preponderancia. Para el siglo XVI, tales demonologías tenían plena vigencia, merecían el respeto de los más cultos e intervenían en la vida universal de toda la humanidad.

Satanás es "el mono de Dios", tal concepción prevaleció durante mucho tiempo, cuando se impuso el puritanismo, todo lo sensual y placentero, se hizo pecado; es aquel punto en donde Satanás se vuelve hermoso y seductor: casi siempre como hermosísima mujer, capaz de estremecer aquella sociedad machista y masculinista.

Casi la totalidad de las descripciones actuales de Satanás, participan de constantes no humanas; cuernos, pezuñas hendidas, largo rabo y hasta alas; pero todos son accesorios de su humanoide figura. Tal es nuestro Diablo de hoy, adaptado ya a una época, en la explicación científica se ha hecho presente o se ha racionalizado como necesidad política, casi todo lo que antes se atribuía a intervención diabólica, desde la enfermedad hasta la guerra. Lo que se le ha dejado manejar a Satán se limita a desviaciones de cierta moral estricta: lujo, goce sexual, juegos por ser "homo ludens".......¿Será Kaplan otro juego de los humanos? ¿Qué tiene que ver Pablo de Tarso en este asunto, cuando alteró las escrituras y torció los caminos de Dios?............................¡Somos humanos.......KAPLAN convive con la humanidad!


 
 
 

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