YO, EL INMIGRANTE
- Lic. José S. Bruzual C.
- 17 may 2019
- 5 Min. de lectura
Esa tarde me convertí en extranjero...22 de mayo de 2016; después de los tramites propios de un aeropuerto internacional, en medio de cientos de personas, una voz me dice.."Papá, esta es tu nueva casa, Bienvenidos!. Ese fue el conticinio que marcó en mi pensamiento, el inicio de mi vida de extranjero... me convertí en inmigrante. En los labios y en la mente, un Gracias a Dios, por permitirnos una opción de vida,pero sientes en lo más profundo del alma, un dolor de ausencia que te aturde; es como una inexplicable confusión mental, de no saber donde estás y a la vez saberlo. Nuevos ruidos, nuevas voces, nuevo léxico, nuevas costumbres, nuevos precios y valores, nuevos sabores, nuevas miradas, nuevos gestos, nuevos horarios, nuevas temperaturas, nuevos paisajes, nuevo entorno, nuevo acento al hablar...¿Quién soy?
Soy inmigrante, lo asumí y empiezas a vivir de manera dual; crees eventualmente que algo se te extravió y resulta que ese objeto, quedó en tu lejana casa, inicialmente, te pierdes en la nueva ciudad, sientes una minusvalía, ante la realidad, de no poder desplazarte con la agilidad que lo hacías en tu ciudad y no falta quien te pregunté..¿Usted no es de aquí?...¿De dónde es?... Por momentos recuerdo a mis bisabuelos y una tía-abuela, que migraron a Venezuela a finales del siglo XIX, buscaban la libertad y la paz, que en su país, Líbano, no existía. Nunca pensé ser inmigrante, de hecho, los venezolanos poco emigramos a través de la historia, pero las circunstancias históricas, nos obligan en la actualidad. Podemos afirmar que hay dos opciones: tener la audacia de emigrar o esperar pacientemente la calaca, la cual tiene un abanico de caminos, entre los cuales destacan tres: inseguridad, hambre y falta de medicinas. Confieso que no tengo un espíritu conformista ante la vida, por el contrario, creo que el hombre, en cualquier latitud, debe plantearse retos y no dejarse quitar espacios. La tiranía y el autoritarismo, me niegan la libertad de pensamiento y el sentido plural de las ideas, me califico como irreductible cuando se trata de coartar libertades. La nación venezolana, no existe; desde el momento en que fue dividida su gente en colores políticos antagónicos y separatistas. Bien decía el General José de San Martín..."Prefiero una libertad peligrosa antes que una tiranía tranquila". Mi padre se fue hace varios años, era un lector permanente y un día me dijo...¿Qué tiempo de vida útil me queda?..le respondí, que era una pregunta profundamente existencial para una respuesta existencialista. Cuando tomé la decisión de emigrar, me hice la misma pregunta, la extendí a mis hijas y comprendo a todos mis ex-alumnos que se han hecho el mismo planteamiento y han dado el paso adelante, para vivir su juventud libres y realizarse ampliamente, teniendo las opciones universales para todo ser humano. La libertad y la vida, no tienen precio.
Cuando era niño, coleccionaba barajitas de diversos álbumes, hoy me entero a diario de lo cotidiano que sucede en muchos países, la razón es que mis hijas y los ex-alumnos están en su mayoría, fuera de Venezuela, optaron por vivir, vivir su tiempo útil. Podría decir, que ahora colecciono banderas del mundo y culturas. A veces pienso que mi aula en Venezuela se amplió, se hizo mundial.
Con el paso del tiempo comienzas a sentir tuyas las calles, los ruidos y el caleidoscopio de la vida te va envolviendo y eres uno más de la nación que te dio la mano, cuando más lo necesitabas. Por eso es que cada vez sientes más lejos tu país natal y a ratos recuerdas, evocas su existencia lejana en el tiempo y en el espacio; sin duda el tiempo es el mejor aliado.
Pienso que el ser inmigrante pasa por etapas, al principio es como un luto, el cual se mezcla con expectativas, incertidumbre y esperanzas; pero una idea permanente en el pensamiento...si puedo, si se puede empezar de nuevo,vivir plenamente libre es posible, nadie me va a robar el tiempo útil de vida, ver hacia arriba. Al paso del tiempo podrás sentir y decir en lo más profundo de tu ser...VENI,VIDI y VENCÍ.
Vienen a mi pensamiento muchas evocaciones relacionadas con la emigración, el exilio, el destierro. Cuando era niño, en los años cincuenta, escuchaba en mi casa, en voz baja, los poemas de Andrés Eloy Blanco, era exiliado político en México; las obras de Rómulo Gallegos, eran un secreto bien guardado, era otro exiliado emblemático. En aquellos años veíamos con temor estar lejos de nuestra tierra, los venezolanos no emigraban; por el contrario, muchos europeos, árabes y chinos, compartían nuestra vida diaria, huían de la guerra y de la posguerra, para nosotros eran los musiú y los árabes, los llamábamos turcos; nos relataban las tragedias de la guerra y añoraban su tierra, pero vivían intensamente la Venezuela de la época. Nunca nos pasó por la mente, vivir una emigración masiva, una diáspora nacional.
Recuerdo mi infancia en calles tranquilas, vecinos que eran realmente una gran familia, cada quien podía ser de un partido o ninguno, donde podía ir a cualquier parte y una vida con valores. Crecí y estudié, en la noción de estudiar para ser alguien en la vida. Hoy aquel mundo, de mi infancia, mi juventud, ha desaparecido. RECORDAMOS A UN PAÍS IMAGINARIO, así lo escribió el poeta José Antonio Ramos Sucre...
Nos corresponde rehacer la vida en tierras extranjeras y llevar nuestra tierra en el alma, que son los tiempos que vivimos en ella. Poco a poco nos asimilamos al país que nos tendió la mano en el momento preciso, el país amigo. En los años sesenta, se gestó en Venezuela, una idea xenofóbica, que no tuvo papel determinante, en esos tiempos, se generalizó...NO IMPORTA DONDE SE NACE,LO QUE IMPORTA ES DONDE SE LUCHA. Hoy en día. he comprendido en vivo el alcance de aquel pensamiento.
La crisis venezolana o mejor dicho, la destrucción nacional de Venezuela, disgregó a las familias, abuelos sin nietos, tíos sin sobrinos, madres sin hijos y en general dominio de la ausencia, generadora de nostalgia y tristeza. Una de las cosas que extraño, es escuchar nuestro Himno Nacional, con la llegada del año nuevo...mi pensamiento lo escucha y mi vista deambula en busca de una radio; sientes un vacío profundo y recuerdas a los que ya se fueron, a la vez sientes el ímpetu de proseguir, porque LO QUE IMPORTA ES DONDE SE LUCHA...
La gratitud es parte de la vida positiva y del propósito de vida, hoy y siempre le agradezco a México haberme permitido continuar mi vida familiar y profesional, son ya tres años entre los mexicanos. Es una experiencia única para cada individuo, pone a prueba tus fortalezas de carácter y el arraigo va produciendo desarraigo; empiezas a sentir que estas envuelto en una nueva atmósfera que conlleva a sentir que el ambiente te dice en silencio...Bienvenido!... es la voz de la nueva vida que como un ferrocarril, te conduce por nuevos senderos y alamedas. Soy inmigrante, soy extranjero y vivo en esta tierra hermosa que me recibió con los brazos abiertos y mi hija Virginia Sofía lo resumió en pocas pero emotivas palabras..Papá, esta es tu nueva casa...Bienvenidos!...aquel inolvidable 22 de mayo de 2016...GRACIAS MÉXICO!!!
Siendo honestos, es un Block increíble